Algo que puede suceder frecuentemente es salar algo en demasía. Estaba dándole el toquecito final al guiso y de repente, al salarlo, se le fue la tapa a la olla o bien calculó mal la dosis del condimento. Un verdadero atentado al paladar y a la hipertensión que se soluciona agregando al caldo de cocción cuatro o cinco escarbadientes de madera, cortados en pedacitos. Estos absorben el exceso.
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